Se juega al ritmo de Villa
El colombiano volvió a ser clave en el equipo de Miguel. Rompió el palo cuando era un feo 0-0 y después asistió bárbaro a Salvio en una de sus corridas. Más afirmado que nunca.
De aquel jugador que pidió patear el penal el 16 de enero ante Universitario para tomar confianza a ser el desequilibrante y pieza clave en sólo 43 días. Sebastián Villa se ganó su lugar en el equipo de Russo a fuerza de su velocidad y capacidad para desequilibrar. Pero ayer, en el Cementerio de los Elefantes, le agregó algo que siempre fue su déficit: elegir bien los momentos para aprovechar las jugadas. Lo demostró con una gran apilada desde atrás de mitad de cancha, unos 57 metros a pura gambeta, dejando rivales atrás y asistiendo bárbaro a Salvio para el 2-0, el que le llevó la tranquilidad al equipo.
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