Los docentes de las Escuelas Técnicas, junto a la comunidad, hemos defendido desde hace muchos años nuestras Escuelas.
Siempre entendimos que esta modalidad está directamente vinculada a un Modelo de País con industria propia. Con fábricas donde se construyan las cosas, parte por parte, no sólo ensamblar insumos importados. No sólo armar el “rompecabezas”, sino construir las piezas que lo conforman y, en este proceso, investigar, verificar, modificar, corregir e innovar mejorando los resultados.
Así, los talleres y laboratorios de nuestras escuelas son, por definición, los lugares de los aprendizajes prácticos vinculados a la teoría: saber hacer y por qué. Conocimientos generales, de fundamento, específicos y prácticos. En una carrera de larga duración, con tiempos y ámbitos de desarrollo acordes, en doble jornada. Desplegados en aulas, laboratorios, talleres y un presupuesto que demuestre la decisión política de priorizar estas escuelas, resultan imprescindibles para los objetivos buscados.
Toda medida de gobierno que achique, que atente contra esta estructura, no lo hace para mejorar. Por el contrario, atacará profundamente la base de sustentación necesaria para un país independiente de toda dominación extranjera, que a partir de producir, a partir de la apertura de fábricas, industrias, etc. pueda resolver trabajo genuino para todos. Ese trabajo que se constituye en organizador social fundamental de una sociedad muy distinta a la que hoy tenemos. Defender la Escuela Técnica es defender este objetivo central. Es necesario resolver el hambre, la pobreza, la precariedad, el avance de las drogas, el delito y tantos otros males y será a partir de políticas que prioricen, entre otras cosas y como cuestión fundamental, a las Escuelas Técnicas.
Hemos pasado por distintos momentos a lo largo de nuestra historia. Durante los años 90 la política menemista definió a la Argentina como un país de servicios. Privatizó casi toda la actividad productiva estratégica en manos del Estado (con excepciones como el ARS defendido heroica y exitosamente por sus trabajadores), creció la importación y como consecuencia arreció la desocupación. En consonancia con esto pretendieron hacer desaparecer la Educación Técnica instalando el polimodal, pero no pudieron: nos achicaron, nos afectaron muy seriamente, pero esa idea clara que siempre tuvimos sobre lo que significan nuestras escuelas nos permitió, primero desarrollar una lucha de resistencia y luego iniciar la disputa por su recuperación.
Nadie nos regaló nada. Los avances conseguidos, aunque incompletos, fueron producto de esa lucha. Luego, en la historia más reciente, la decisión política de desarrollar principalmente ensambles en Argentina se contrapuso y limitó esa recuperación. Cierto es que veníamos de no fabricar casi nada en nuestro país pero no se explica (salvo a partir de acuerdos políticos absolutamente desfavorables y dependientes) por qué, lo que bien podría producirse en nuestro país, se compra afuera, y cada vez en mayor volumen.
Hoy es la política de Macri y Vidal la que nos coloca en estado de alerta. Los cierres de fábricas; el consecuente aumento de la desocupación; su política de “seducción” de capitales sobre la base de salarios y condiciones laborales a la baja; los ataques a la escuela pública: el Plan Aprender, el anuncio del Plan Maestro, una supuesta nueva reforma de la escuela secundaria, sumado a las designaciones, de Finocchiaro como Ministro de Educación de la Nación, y su reemplazo en Provincia de Buenos Aires por Sánchez Zinny (Economista experto en negocios educativos internacionales y responsable de sub-ejecutar el presupuesto del INET), traen una preocupación fundada y nos colocan atentos y dispuestos a defender lo que hemos logrado con nuestra lucha.
Hemos escuchado a Finocchiaro decir que con los docentes, con los gremios, no discutirán cambios curriculares, ni modificaciones de los distintos niveles educativos. Pues bien, con una política que no favorece la creación de nuevos puestos de trabajo sino todo lo contrario (pobreza cero y trabajo genuino quedó sólo para la campaña), con manifestaciones descalificadoras sobre los docentes y la escuela pública vertidas por los funcionarios y por el propio presidente, sabiendo que estas cosas van de la mano y preparan el terreno para nuevas “reformas” inconsultas que empeorarán la escuela que hoy tenemos, no sólo opinaremos con el respaldo que nos da nuestra historia sino que nos disponemos a enfrentar cualquier intento que a nuestro saber y entender signifique retroceso.
En el camino de la recuperación de la Escuela Técnica que necesitamos, hoy no debemos permitir que avancen sobre aquellos logros que supimos conseguir con nuestra lucha. Por eso proponemos declararnos en estado de alerta y con recorridas de escuelas, reuniones, petitorios, declaraciones, dar nuevo impulso a la organización en los distritos y regiones, junto a la comunidad que siempre nos acompañó, de manera que nos permita reafirmar nuestra posición de defensa y recuperación de nuestras escuelas y salir nuevamente a la lucha por la educación técnica, su estructura, especificidad y presupuesto.
Florencia Olmos
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