obra de Zuloaga
El 31 de octubre de 1945 a las 7am fallece uno de
los grandes pintores que dio occidente en este mundo. El señor Ignacio Zuloaga.
Comenzó con una angina de pecho, que lo terminó llevando hacía otras
dimensiones que los mortales de este mundo no conocemos. Estaba viviendo en un
hotel de la ciudad de Madrid, pero como comentó Álvaro de Figueroa, secretario
de la embajada argentina por ese entonces, quien era nieto del Conde de
Romanones, y a su vez hijo del marqués de Villabrájima, dijo que Zuloaga
viéndose amenazado por la muerte, no quiso morir en un hotel, y se trasladó al
estudio que en Madrid tenía. En todo momento estuvo acompañado del doctor
Marañón quién lo acompañó durante su último trance. Esos fueron sus últimos
momentos. Pero miremos ahora al artista Zuloaga, era un pintor que amaba hacer
retratos y siempre se lo ofrecía a este servicio a sus amigos sin cargo. Los
historiadores del arte de España lo ponen a este artista a la altura de
Velázquez, Ribera El Greco y Goya entre otras para que entendamos la magnitud
de este pintor. Zuloaga tenía un estudio en la plaza de Gabriel Miró, Antiguas
Vistillas, número 7, bella casita de rojizo ladrillo, casa de dos pisos. En la
plata baja se dedicaba a la escultura, mientras que en el primer piso a la
pintura. Pegadas con chinches en las paredes del segundo piso había una pintura
de Velásquez, un ventiluz mira hacia el paisaje del Guadarrama. Aquí en el
segundo piso había una cama de una plaza y una mesa de luz. Fue un hombre
moderado a la hora de dar opiniones sobre sus colegas contemporáneos. De hecho
nunca habló mal de las obras de sus colegas de época. Como manifestó Azorín en
un artículo periodístico en 1947 publicado en el diario “La Prensa” en
Buenos Aires, Zuloaga “admiraba a Velázquez, pero que no sentía por él
entusiasmo”. Azorín era un periodista del arte de ese entonces que había
visitado en Madrid en varias ocasiones a Ignacio Zuloaga.
Obra de zuloaga
Este artista de joven
había estudiado Ingeniería, pero dejó estos estudios para dedicarse a la
pintura. Dejó la ciudad de Eibar, para ir al Museo del Prado en Madrid para
estudiar la técnica de los grandes artistas. Luego viajó por varias ciudades de
Europa (Roma, Londres, París, etc). Si quienes lo conocían dicen que admiraba a
Manet, en especial la obra “Lola de Valencia” como nos lo recuerda Azorín. En
su estudio, en la planta baja vivía un matrimonio que cuidaba el espacio. La
mujer se encargaba de cocinarle a Zuloaga. Se dice que una de las comidas más
gustosas para Zuloaga era el estofado castellano. También traía de su campo el
queso manchego que tanto le gustaba. Un detalle es que estos quesos venían de
una pequeña chacra que había adquirido. Zuloaga había comprado un pequeño
campo, en donde había un molino de viento. Estaba ubicado en Criptana,
localidad ubicada a 156 kilómetros de Madrid por vía férrea, en donde había un
molino de viento. Campo ubicado al pie
de un cerro llamado “el monte de molinos”, en donde hay un pequeño poblado. Dicho
campo esta ubicado a 681 metros de altitud sobre el nivel del Mar Meditterráneo.
Un paisaje muy parecido a las sierras cordobesas de Argentina. Dicho lugar era
una musa inspiradora para este artista. Que estuvo a la altura de Rodin, Degas,
o Gauguin, como dicen los especialistas. Sin dudarlo fue uno de los grandes
artistas más reconocidos españoles del siglo XX. Trate de mostrar a un artista
que fue un ser humano y vivió como un ser humano que fue un artista. Si quien
lee es un artista, sabrá entender. Si no vio pinturas de Zuloaga invitó a que
haga un recorrido por sus pinturas que de seguro habrá alguna a su medida.
Obra de Zuloaga