martes, 28 de julio de 2020

Conociendo al pintor Ignacio Zuloaga

obra de Zuloaga



El 31 de octubre de 1945 a las 7am fallece uno de los grandes pintores que dio occidente en este mundo. El señor Ignacio Zuloaga. Comenzó con una angina de pecho, que lo terminó llevando hacía otras dimensiones que los mortales de este mundo no conocemos. Estaba viviendo en un hotel de la ciudad de Madrid, pero como comentó Álvaro de Figueroa, secretario de la embajada argentina por ese entonces, quien era nieto del Conde de Romanones, y a su vez hijo del marqués de Villabrájima, dijo que Zuloaga viéndose amenazado por la muerte, no quiso morir en un hotel, y se trasladó al estudio que en Madrid tenía. En todo momento estuvo acompañado del doctor Marañón quién lo acompañó durante su último trance. Esos fueron sus últimos momentos. Pero miremos ahora al artista Zuloaga, era un pintor que amaba hacer retratos y siempre se lo ofrecía a este servicio a sus amigos sin cargo. Los historiadores del arte de España lo ponen a este artista a la altura de Velázquez, Ribera El Greco y Goya entre otras para que entendamos la magnitud de este pintor. Zuloaga tenía un estudio en la plaza de Gabriel Miró, Antiguas Vistillas, número 7, bella casita de rojizo ladrillo, casa de dos pisos. En la plata baja se dedicaba a la escultura, mientras que en el primer piso a la pintura. Pegadas con chinches en las paredes del segundo piso había una pintura de Velásquez, un ventiluz mira hacia el paisaje del Guadarrama. Aquí en el segundo piso había una cama de una plaza y una mesa de luz. Fue un hombre moderado a la hora de dar opiniones sobre sus colegas contemporáneos. De hecho nunca habló mal de las obras de sus colegas de época. Como manifestó Azorín en un artículo periodístico en 1947 publicado en el diario “La Prensa” en Buenos Aires, Zuloaga “admiraba a Velázquez, pero que no sentía por él entusiasmo”. Azorín era un periodista del arte de ese entonces que había visitado en Madrid en varias ocasiones a Ignacio Zuloaga. 

Obra de zuloaga


Este artista de joven había estudiado Ingeniería, pero dejó estos estudios para dedicarse a la pintura. Dejó la ciudad de Eibar, para ir al Museo del Prado en Madrid para estudiar la técnica de los grandes artistas. Luego viajó por varias ciudades de Europa (Roma, Londres, París, etc). Si quienes lo conocían dicen que admiraba a Manet, en especial la obra “Lola de Valencia” como nos lo recuerda Azorín. En su estudio, en la planta baja vivía un matrimonio que cuidaba el espacio. La mujer se encargaba de cocinarle a Zuloaga. Se dice que una de las comidas más gustosas para Zuloaga era el estofado castellano. También traía de su campo el queso manchego que tanto le gustaba. Un detalle es que estos quesos venían de una pequeña chacra que había adquirido. Zuloaga había comprado un pequeño campo, en donde había un molino de viento. Estaba ubicado en Criptana, localidad ubicada a 156 kilómetros de Madrid por vía férrea, en donde había un molino de viento.  Campo ubicado al pie de un cerro llamado “el monte de molinos”, en donde hay un pequeño poblado. Dicho campo esta ubicado a 681 metros de altitud sobre el nivel del Mar Meditterráneo. Un paisaje muy parecido a las sierras cordobesas de Argentina. Dicho lugar era una musa inspiradora para este artista. Que estuvo a la altura de Rodin, Degas, o Gauguin, como dicen los especialistas. Sin dudarlo fue uno de los grandes artistas más reconocidos españoles del siglo XX. Trate de mostrar a un artista que fue un ser humano y vivió como un ser humano que fue un artista. Si quien lee es un artista, sabrá entender. Si no vio pinturas de Zuloaga invitó a que haga un recorrido por sus pinturas que de seguro habrá alguna a su medida.

                                                                      Ulises Barreiro      
 
Obra de Zuloaga
               





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