jueves, 4 de agosto de 2016

Editorial de La Gaceta de Molinari para con la actualidad del sistema educativo argentino

Veamos los casos de la Provincia de Buenos Aires y CABA: 

Las políticas de los gobiernos de Cambiemos, tanto a nivel nacional como de las provincias, traen desde comienzos de año para los trabajadores con una creciente intranquilidad acerca de nuestras condiciones laborales y de vida, que agravan aún más los procesos de pérdida de poder adquisitivo de nuestros salarios y de estabilidad laboral producidos durante los gobiernos kirchneristas, sumándose a esto los brutales tarifazos que comienzan a impedir el acceso a derechos básicos a amplias franjas de nuestra clase. La principal preocupación como trabajadores en general pasa hoy por la estabilidad laboral, por cómo pagar las tarifas, por cómo hacer para llegar a fin de mes o, en los casos más graves, por cómo conseguir empleo después de haber sido despedidos, en un contexto de creciente recesión y ajuste. 

Frente a esto, la negociación de los valores salariales en mesas paritarias es desplazada a un segundo plano por el gobierno, cual si fuera un reclamo de lujo, justificando como un “mal menor” las reducciones de salario que sufrimos todos los trabajadores frente a una inflación anual mayor al 40%, y con tarifazos en todos los servicios públicos. Mientras tanto, los partidos gobernantes hace unos meses acompañaban el reendeudamiento y la transferencia descomunal de recursos del estado a los sectores más concentrados del capital nacional e internacional y hoy se rasgan las vestiduras por los tarifazos. No obstante esta política de revancha patronal, gremios como los de aceiteros y bancarios consiguieron una paritaria cercana a un 40% en un solo pago con  retroactividad al 1° de abril y al 1° de enero respectivamente, mostrando de esta manera que con decisión de las conducciones gremiales se puede alcanzar mejores condiciones de vida.


En las escuelas, el paisaje sigue siendo desolador. Se suman nuevas condiciones de precarización del derecho a la educación a las ya históricas como el deterioro edilicio, la baja remuneración salarial de docentes y auxiliares, la falta de materiales de estudio, la reducción de los cupos del servicio alimentario de los comedores, etc. En el marco actual de ajuste y recorte del gasto público, los docentes nos vemos en la necesidad de salir a buscar más horas de las que hasta el momento tenemos o sumarle un cargo más a los dos que ya trabajamos. A esto se agrega el impedimento económico para continuar sosteniendo como es habitual con nuestro bolsillo determinadas condiciones de aprendizaje de nuestros niños y estudiantes, más allá de asumir que la responsabilidad es indelegablemente del Estado; un ejemplo claro es el del precio sideral de las fotocopias, sobre todo para los profes de secundaria, o de los materiales necesarios para los niveles de inicial o de primaria. Que quede claro, sostuvimos durante décadas la educación de nuestros chicos (cuándo no era nuestra responsabilidad), hoy debemos saber si podemos hacer eso o pagar el gas.


La imagen de nuestros niños y estudiantes no es muy diferente: estudiando en escuelas en desastrosas condiciones de infraestructura (en las que trabajamos nosotros) sus familias tienen cada vez más dificultades para comprarles útiles y materiales; vienen con más hambre y necesidad de contar con la alimentación de los comedores, recortado por los gobiernos de Larreta y Vidal; no cuentan con los recursos para paga los servicios ni el transporte -mientras el boleto estudiantil convertido en ley, gracias a la lucha de los docentes, estudiantes y organizaciones sociales, no ha sido reglamentado ni por el gobierno de Daniel Scioli ni por el de María Eugenia Vidal-; o que muchos pibes se ausentan, por tener que buscar changas para colaborar con la economía familiar.

Frente a este panorama, son numerosas y muy fuertes las respuestas que se están generando a partir de la organización de los trabajadores. El clima de “normalidad” que presentó el macrismo alrededor del comienzo de clases,  principalmente a través del blindaje mediático que recibe, esconde que, en casi la mitad de las provincias, el ciclo lectivo comenzó con paro y otras medidas de lucha. Actualmente, ya a mitad de comenzado el ciclo lectivo este escenario hace inevitable la apertura de paritarias. Con una inflación de alrededor del 40% en el primer semestre, nuestro salario, con aumentos en cuotas, (alrededor del 30%), ya fue devorado por la inflación. En la provincia de Buenos Aires, la disputa que protagonizaron nuestros compañeros auxiliares de escuelas, que no pudo ser quebrados ni por la bochornosa resolución 142/16 (que habilitaba la tercerización de servicios de maestranza en las escuelas), ni por la Ley de emergencia administrativa (votada por casi todos los bloques parlamentarios bonaerenses)  son un ejemplo importante en el que la docencia bonaerense comienza a verse reflejada. De ahí se explica la creciente adhesión de los trabajadores de la educación a las medidas de fuerza convocadas por las seccionales multicolor de Suteba para enfrentar las políticas disciplinantes aplicadas en todos estos casos por los gobiernos del PRO y el Frente Para la Victoria, tales como descuentos salariales, represión física y criminalización de la protesta, frente a la vacilación y la complicidad de la conducción celeste de ctera y sus entidades de base

La creciente movilización  y adhesión a las medidas de lucha por parte de los trabajadores de la educación es fundamental para frenar el ajuste. Sin embargo, mientras la conducción celeste impulse medidas aisladas, esto no será posible. Aquí se pantea un problema central para nosotros como trabajadores de la educación organizados sindicalmente, es imprescindible construir una nueva conducción.

Al cierre de estas líneas la docencia bonaerense, con la Multicolor a la cabeza, llevaba adelante una importantísima medida de lucha (paro y caravana a La Plata), junto a los compañeros estatales de ATE y CICOP (entre otros sindicatos) planteando como tema central en estas horas dos cuestiones: no inicio hasta lograr la reapertura de las paritarias. Este hecho, por la masividad del paro y por la contundencia de la medida, ha obligado a Baradel a hacer un raid mediático planteando la reapertura se las paritarias. El libreto del burocratón está cantado de antemano: si moviliza no para ((19/5) y si para no moviliza (24/5). Frente a esta política tardía y timorata de la lista Celeste será la docencia quién imponga el rumbo.    


Desde Docentes en Lucha apostamos a la construcción de un plan de lucha nacional contra el ajuste y por los derechos de los trabajadores ─entre ellos el derecho a la educación─ a partir de la discusión en las escuelas, con nuestros estudiantes, sus familias y toda la comunidad. En ese sentido es de vital importancia el papel de las listas sindicales opositoras, como la Multicolor en Buenos Aires y CABA, porque necesitamos conducciones gremiales claramente comprometidas con la clase trabajadora, en lucha por la defensa de una educación pública y popular, al servicio de los trabajadores y los sectores oprimidos por el capital. Listas que empujen a las conducciones sindicales a la calle en la mayor unidad y por el triunfo de las luchas docentes, y del conjunto de los trabajadores, en todo el país. Es por todo esto que convocamos al no inicio de las clases después del receso invernal.


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