Veamos los casos de la Provincia de Buenos Aires y CABA:
Las políticas de los
gobiernos de Cambiemos, tanto a nivel nacional como de las provincias, traen
desde comienzos de año para los trabajadores con una creciente intranquilidad
acerca de nuestras condiciones laborales y de vida, que agravan aún más los procesos
de pérdida de poder adquisitivo de nuestros salarios y de estabilidad laboral
producidos durante los gobiernos kirchneristas, sumándose a esto los brutales
tarifazos que comienzan a impedir el acceso a derechos básicos a amplias
franjas de nuestra clase. La principal preocupación como trabajadores en
general pasa hoy por la estabilidad laboral, por cómo pagar las tarifas, por
cómo hacer para llegar a fin de mes o, en los casos más graves, por cómo
conseguir empleo después de haber sido despedidos, en un contexto de creciente
recesión y ajuste.
Frente a esto, la negociación de los valores salariales en
mesas paritarias es desplazada a un segundo plano por el gobierno, cual si
fuera un reclamo de lujo, justificando como un “mal menor” las reducciones de salario
que sufrimos todos los trabajadores frente a una inflación anual mayor al 40%,
y con tarifazos en todos los servicios públicos. Mientras tanto, los partidos
gobernantes hace unos meses acompañaban el reendeudamiento y la transferencia
descomunal de recursos del estado a los sectores más concentrados del capital
nacional e internacional y hoy se rasgan las vestiduras por los tarifazos. No
obstante esta política de revancha patronal, gremios como los de aceiteros y
bancarios consiguieron una paritaria cercana a un 40% en un solo pago con retroactividad al 1° de abril y al 1° de
enero respectivamente, mostrando de esta manera que con decisión de las
conducciones gremiales se puede alcanzar mejores condiciones de vida.
En las escuelas, el
paisaje sigue siendo desolador. Se suman nuevas condiciones de precarización
del derecho a la educación a las ya históricas como el deterioro edilicio, la
baja remuneración salarial de docentes y auxiliares, la falta de materiales de
estudio, la reducción de los cupos del servicio alimentario de los comedores,
etc. En el marco actual de ajuste y recorte del gasto público, los docentes nos
vemos en la necesidad de salir a buscar más horas de las que hasta el momento
tenemos o sumarle un cargo más a los dos que ya trabajamos. A esto se agrega el
impedimento económico para continuar sosteniendo como es habitual con nuestro
bolsillo determinadas condiciones de aprendizaje de nuestros niños y
estudiantes, más allá de asumir que la responsabilidad es indelegablemente del
Estado; un ejemplo claro es el del precio sideral de las fotocopias, sobre todo
para los profes de secundaria, o de los materiales necesarios para los niveles
de inicial o de primaria. Que quede claro, sostuvimos durante décadas la
educación de nuestros chicos (cuándo no era nuestra responsabilidad), hoy
debemos saber si podemos hacer eso o pagar el gas.
La imagen de nuestros
niños y estudiantes no es muy diferente: estudiando en escuelas en desastrosas
condiciones de infraestructura (en las que trabajamos nosotros) sus familias
tienen cada vez más dificultades para comprarles útiles y materiales; vienen
con más hambre y necesidad de contar con la alimentación de los comedores,
recortado por los gobiernos de Larreta y Vidal; no cuentan con los recursos
para paga los servicios ni el transporte -mientras el boleto estudiantil
convertido en ley, gracias a la lucha de los docentes, estudiantes y
organizaciones sociales, no ha sido reglamentado ni por el gobierno de Daniel
Scioli ni por el de María Eugenia Vidal-; o que muchos pibes se ausentan, por
tener que buscar changas para colaborar con la economía familiar.
Frente a este
panorama, son numerosas y muy fuertes las respuestas que se están generando a
partir de la organización de los trabajadores. El clima de “normalidad” que
presentó el macrismo alrededor del comienzo de clases, principalmente a través del blindaje
mediático que recibe, esconde que, en casi la mitad de las provincias, el ciclo
lectivo comenzó con paro y otras medidas de lucha. Actualmente, ya a mitad de
comenzado el ciclo lectivo este escenario hace inevitable la apertura de
paritarias. Con una inflación de alrededor del 40% en el primer semestre,
nuestro salario, con aumentos en cuotas, (alrededor del 30%), ya fue devorado
por la inflación. En la provincia de Buenos Aires, la disputa que
protagonizaron nuestros compañeros auxiliares de escuelas, que no pudo ser
quebrados ni por la bochornosa resolución 142/16 (que habilitaba la
tercerización de servicios de maestranza en las escuelas), ni por la Ley de
emergencia administrativa (votada por casi todos los bloques parlamentarios
bonaerenses) son un ejemplo importante
en el que la docencia bonaerense comienza a verse reflejada. De ahí se explica
la creciente adhesión de los trabajadores de la educación a las medidas de
fuerza convocadas por las seccionales multicolor de Suteba para enfrentar las
políticas disciplinantes aplicadas en todos estos casos por los gobiernos del
PRO y el Frente Para la Victoria, tales como descuentos salariales, represión
física y criminalización de la protesta, frente a la vacilación y la
complicidad de la conducción celeste de ctera y sus entidades de base
La creciente
movilización y adhesión a las medidas de
lucha por parte de los trabajadores de la educación es fundamental para frenar
el ajuste. Sin embargo, mientras la conducción celeste impulse medidas
aisladas, esto no será posible. Aquí se pantea un problema central para
nosotros como trabajadores de la educación organizados sindicalmente, es
imprescindible construir una nueva conducción.
Al cierre de estas
líneas la docencia bonaerense, con la Multicolor a la cabeza, llevaba adelante
una importantísima medida de lucha (paro y caravana a La Plata), junto a los
compañeros estatales de ATE y CICOP (entre otros sindicatos) planteando como
tema central en estas horas dos cuestiones: no inicio hasta lograr la
reapertura de las paritarias. Este hecho, por la masividad del paro y por la
contundencia de la medida, ha obligado a Baradel a hacer un raid mediático
planteando la reapertura se las paritarias. El libreto del burocratón está
cantado de antemano: si moviliza no para ((19/5) y si para no moviliza (24/5).
Frente a esta política tardía y timorata de la lista Celeste será la docencia
quién imponga el rumbo.
Desde Docentes en
Lucha apostamos a la construcción de un plan de lucha nacional contra el ajuste
y por los derechos de los trabajadores ─entre ellos el derecho a la educación─
a partir de la discusión en las escuelas, con nuestros estudiantes, sus
familias y toda la comunidad. En ese sentido es de vital importancia el papel
de las listas sindicales opositoras, como la Multicolor en Buenos Aires y CABA,
porque necesitamos conducciones gremiales claramente comprometidas con la clase
trabajadora, en lucha por la defensa de una educación pública y popular, al
servicio de los trabajadores y los sectores oprimidos por el capital. Listas
que empujen a las conducciones sindicales a la calle en la mayor unidad y por
el triunfo de las luchas docentes, y del conjunto de los trabajadores, en todo
el país. Es por todo esto que convocamos al no inicio de las clases después del
receso invernal.
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